Amaneció lloviendo,una lluvia fina que al principio nos alegro por que gracias a ella había refrescado bastante y el Camino sin calor es mas llevadero,pero a lo largo de que transcurría el día empezó a ser bastante molesta, por cierto que dicha lluvia ya nos acompaño hasta Santiago.Encontramos cuando paramos a desayunar a un chico que hacía el Camino con sus dos hijos de 9 y 10 años,mi hija se alegro bastante (ella tiene 11) pues quitando en Portaron que coincidió con otra niña de su edad ,no habíamos visto a más niños,tambíen encontramos a Rosa y Paco unos chicos de Badajoz con los que habíamos cenado la noche anterior, seguía lloviendo y no se si era peor ir por debajo de los arboles o por el centro del camino,estábamos bastante calados a pesar de que llevábamos chubasquero,menos mal que las botas no calaban, después de pasar aldeas como Leboreiro que aun conserva su aspecto medieval con sus casas practicamente todas restauradas y atravesar el precioso puente de Furelos,uno de los puentes góticos del Camino en un entorno realmente maravilloso, llegamos a Arzua, nos había recomendado para el el bar Filloas y probar dichas Filloas(son uns creps rellenos de carne) aún se me hace la boca agua cuando lo recuerdo.
Continuamos hacia Arca o Pedrouzo, nos contaron que Pedrouzo fue absorbiendo Arca hasta ser un único pueblo, llegamos cansados, mojados y con ganas de darnos una ducha y ponernos ropa limpia y seca, en el albergue aún había sitio cosa que nos alegro bastante,mañana llegaríamos a Monte do Gozo,Santiago ya casi lo podiamos tocar.